En el fondo, a la mayoría de los mexicanos les+ encantaría ser dueños de una casa, pero cada vez que dan pasos más allá de mirar propiedades en internet, un escalofrío les recorre el cuerpo y les impide seguir adelante.
Lo entendemos: están a punto de realizar una compra que cambiará su vida, y eso genera temor. La buena noticia es que estos miedos son solo invenciones de la imaginación y pueden controlarlos.
En colaboración con la startup La Haus, líder en tecnología inmobiliaria en Latinoamérica, les compartimos algunos de los principales miedos al comprar una casa y la realidad sobre ellos.
- Miedo 1: Temor a no poder pagar una casa
Algunos compradores creen que comprar casa significa que toda su cuenta de ahorros será absorbida por un agujero negro, que nunca más podrán salir de vacaciones, ni comprar ropa o salir a comer.
La realidad: La mejor manera de determinar qué tan preparado se está financieramente para comprar una casa es revisar el presupuesto mensual: tener por escrito el balance entre ingresos, gastos y deudas, con el mayor detalle posible. Así se tendrá claridad sobre cuánto puede gastarse en una casa sin caer en un problema financiero.
- Miedo 2: Preocupación de no comprar una casa que realmente sea la ideal
Cuando pensamos en comprar una casa, la vemos como algo eterno, inclusive como la disfrutaríamos con los nietos, cuando aún no se está planeando tener hijos, por ejemplo.
La realidad: Es importante recordar que no necesariamente es la única casa que se comprará a lo largo de la vida. Es cierto que encontrar la casa de los sueños puede ser complicado, en la mayoría de las propiedades habrá algo que no guste o que le falte.
Por eso, recomendamos enlistar cuáles son esas características innegociables, cuáles son deseables y cuáles pueden pasarse por alto. En cada casa que se visite debe anotarse qué cosas cumple de esa lista y así será más sencillo poder elegir una casa con la mayor cantidad de cualidades que buscas.
Miedo 3: Una casa propia representa mucho dinero en mantenimiento
Una vez comprada la casa creemos que inmediatamente deberemos de gastar tiempo y dinero en instalar clósets, cortineros y hasta las líneas para colgar la ropa. En casas usadas, habrá que pintar los muros, la herrería, arreglar llaves de agua, y renovar el impermeabilizante. Siempre hay algo pendiente que hacerle a la casa.
La realidad: el mantenimiento de la casa, sin duda alguna, es una inversión y no un gasto, e incluso, con pequeños hábitos que puedes implementar protegerás tu propiedad y aumentaras su valor.
Si se va a comprar una casa usada, lo mejor es contratar a un ingeniero o arquitecto que ayude a evaluar el estado de la construcción, revisar que no haya humedades, goteras, que las instalaciones de gas y agua estén en buen estado, así como el equipo de la cocina y el baño.
Si la pintura no está en tan buen estado, no pasa gran cosa, pero si hay grietas, repararlas significa un monto mayor.
Al optar por comprar una propiedad nueva, la confianza al desarrollador es fundamental. Investigar sobre su reputación en cuanto a la calidad de sus proyectos y revisar en tu contrato la garantía por vicios ocultos, es una buena práctica.
- Miedo 4: El compromiso
Algunas personas piensan que es más seguro alquilar, que pueden mudarse fácilmente si no les gusta algo del lugar o que, si no pueden pagar la renta, simplemente pueden mudarse a una opción más económica.
La realidad: Eso puede ser cierto, pero el dinero de una renta desaparece sin permitir formar patrimonio.
- Miedo 5: Creer que se va a pagar de más
A muchos compradores les preocupa estar pagando demasiado por la propiedad y que el vendedor esté pidiendo más de lo que vale la casa.
La realidad: La solución es investigar lo suficiente antes de decidirse por algo. Basta con revisar los precios de la zona o contar con la asesoría de un experto local, todas las oficinas de la Red Alfa conocen sus áreas locales desde dentro, viven y la recorren diariamente, por lo que utilizan el conocimiento y los datos del mercado local para obtener el mejor precio posible.
Un poco de miedo puede ser saludable, evita que se tome una decisión incorrecta, pero tener demasiado miedo puede paralizar el proceso de toma de decisiones y construir patrimonio para el futuro.